
Andrés Maldonado con una langosta que pescó. Foto por Fabiola Torres.
Andrés Maldonado, pescador por profesión, ayuda a estructurar la industria pesquera a una colaborativa mediante la comunicación frecuente con agencias ambientales, al igual que recapitula como las influencias pueden favorecer el sistema.
Su pasión por el mar comenzó desde edades tempranas de 5 a 6 años. Maldonado cuenta como la serie, “Sea Hunt”, inspiró mucho su vida, al igual que impulsó la curiosidad por el fondo marino.
“Curioso y travieso” se describe el pescador, tras ir a bucear por primera vez en su adolescencia y ver seis delfines, los siguió sin precaución alguna. Hoy en día cuenta que es de las memorias más hermosas que posee. Su padre era uno apasionado por los bosques, lo cual lo motivó a buscar una pasión propia, que consiguió en las aguas.
Entre sus aportaciones a la industria, en los 90, gracias a la ayuda de Maldonado, se pudo identificar las épocas de pesca de carrucho adecuadas y cambiaron las antes establecidas.
“En los 90 fue cuando me envolví con el manejo de la autoridad de la pesquería porque veía que los biólogos decían algo, pero yo como pescador veía otra. Pensé que, si dialogamos y entienden algo, cambien las cosas y ha sido así. Hemos logrado que entiendan. No es lo mismo que visualices todo desde un estudio una vez a la semana o una vez al mes, a que lo veas cinco a seis días en la semana por horas. En esos momentos vemos cosas que ellos no ven y esto fue de las cosas que me motivaron a la pesca, que es de lo que vivo. Yo busco poder conservar la pesca, al igual que el recurso”, dijo Andrés Maldonado, pescador puertorriqueño.
Según cuenta, los territorios americanos del caribe llegaron a un acuerdo sobre una veda del 1 de junio al 30 de septiembre de cada año para los carruchos; sin embargo, Maldonado veía que las épocas correctas eran entre septiembre y octubre.
Tras invertir en una cámara para bajo el agua, fotografió las pruebas suficientes para probar sus argumentos. Igualmente se tomó el tiempo de anotar las cantidades y especies que veía para luego mandarlas a la DRNA y otras asociaciones pesqueras.
Luego de su esfuerzo, se reúne con el secretario de la DRNA, aceptan unas pruebas nuevas y cambian la veda tras los resultados ser iguales a los de Maldonado.
“Yo entiendo que ellos tienen la mejor intención del mundo, por eso hacen lo que hacen, pero muchas veces no tienen el tiempo o las facilidades para entender el medioambiente marino. Nosotros los pescadores no tenemos el estudio, pero sí tenemos el tiempo, y sí somos cuidadosos al observar nuestro alrededor, ambos nos podemos complementar”, dijo Maldonado.
Igual, explica que los datos importantes que hay que tener en mente al pescar son las épocas, estaciones del año, la posición de la luna, las especies, etc. Para aprender a ser un buen pescador, debe conocer bien las especies con las que piensa interactuar. Por ejemplo, la abundancia o donde usualmente se pescan, entre otros.
Entre sus esfuerzos con ayudar, cuando Maldonado se encuentra con cualquier especie de pez Mero (Epinephelus spp.) las cuales se encuentran en peligro de extinción, marca el área y lo notifica a los expertos marinos.
Por último, Maldonado está muy confiado en que las futuras generaciones ayudarán al ambiente y a las especies marinas. Él considera que el interés que tiene la juventud en aprender va a ser gran parte de la mejora de la sociedad.