No se debe negar que, además de la falta de estudios relacionados a las sierpes locales, como las Magliophis stahli y exiguus, las serpientes generalmente son disgustadas socialmente, causando que algunos individuos sean asesinados por personas aterrorizadas y que sus hábitats terminen siendo envenenados o destruidos.
“A nadie le gustan las serpientes, y casi todo el mundo opta por matarlas. Esa conducta ha cambiado un poco, porque sí, se han desarrollado ciertos programas de educación, pero con los reportajes de la boa puertorriqueña, pues quizás la gente ha cogido un poco de miedo”, explicó el presidente de Proyecto Serpientes en Puerto Rico (PSPR), Adolfo Rodríguez Velázquez.
Aunque generalmente los individuos que asesinan sierpes no son penalizados, algunas que son afectadas cuentan con una salvaguardia federal, como la Boa puertorriqueña (Chilabothrus inornatus) ya que, bajo el sistema de la International Union for Conservation of Nature (IUCN, por sus siglas en inglés), estuvo categorizada como “en peligro de extinción” desde el 1970 hasta su actualización en el 2010. Especies no amenazadas, como la M. stahli, la Borikenophis portoricensis y cualquier otra serpiente que no se ha categorizado bajo el nivel crítico, solamente cuentan con el resguardo de la Ley 154 del 2008, según enmendada, la Ley para la protección y bienestar de los animales.
¿Nuestro miedo es por naturaleza o propaganda?
“El miedo a las serpientes tiene ciertas disyuntivas, muchos estudiosos todavía no llegan a un consenso de porqué las personas le tienen tanto miedo a los reptiles, pero sí hay unas hipótesis establecidas y ya hay unos caminos trazados. Por ejemplo, se dice que evolutivamente nosotros desarrollamos el miedo a las serpientes, porqué en cierto punto, el veneno puede representar un peligro para el ser humano y de igual forma hay ciertas especies que depredan a primates y pueden depredar humanos”, mencionó.
A esto se le añade los factores socioculturales, la religión y la cinematografía. Ya que, muchos cuentos mitológicos de las culturas antiguas, como la griega, suelen presentar al reptil como un monstruo o un adversario con ejemplos como Medusa y la Hidra de Lerna. En términos religiosos, en el Cristianismo, en el libro de Génesis, fue una serpiente que tentó a Adán y Eva a cometer el primer pecado. De igual forma, existen un sinnúmero de películas que presentan a estos animales como crueles y violentos.
“Todo el mundo ha visto la Anaconda (1997) y creen que las serpientes son así de gigantes y que una de éstas te puede salir de cualquier lugar”, detalló.
La falta de carisma comparada con el Coquí
“Muchas personas no le ven importancia, o tal vez, no piensan que las serpientes son significativas. Por eso mismo, no se le está brindando ese espacio que merece. El coquí, a pesar de ser un anfibio, quizás la gente no lo mire con muy buenos ojos, sin embargo, nos representa. Porque el canto de él es exclusivo de aquí, aunque puede vivir en otros lados”, declaró.
A diferencia de las culebras, el coquí se ha “romantizado” y convertido en “un emblema puertorriqueño” por su canto. Y, de hecho, a diferencia de las serpientes, tiene una apariencia menos amenazante por sus “ojos enormes”, su figura redonda y su tamaño diminuto.
“Se ha romantizado toda eso en la historia, y es ya una especie carismática. Por otro lado, las serpientes, no. Esto mismo, ha llevado, quizás, a que muchas especies de serpientes en el mundo estén amenazadas”, concluyó.
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